Por Oriol Andrés Gallart
Cuesta cuadrar la agenda con Carmen Geha en estos días con aires de revolución en Líbano. Esta investigadora y profesora ayudante doctor de la Universidad Americana de Beirut, especializada en las movilizaciones de la sociedad civil en la región de Oriente Medio y el Norte de África, ha participado desde el primer día en las protestas. No solo por interés académico sino por su activismo feminista, y para apoyar una reforma política y democrática de Líbano. Unas manifestaciones masivas –se estima que podrían haber salido un millón de personas–, cuya mecha prendió el 17 de octubre por la propuesta del gobierno de imponer una tasa sobre las populares llamadas de whatsapp. Desde entonces, las protestas se han generalizado por todo el país, clamando contra una élite política sectaria a la que acusan de haber arruinado Líbano con corrupción y clientelismo. Con las redes sociales como plataformas de comunicación, personas de edades, clases sociales y confesiones distintas han nutrido unas marchas no-violentas y repletas de imaginación.
Afkar/Ideas: Muchos consideran que estas protestan marcan un punto de ruptura sin retorno con el actual sistema político en Líbano. ¿En qué consiste este sistema?
Carmen Geha: Tenemos un sistema muy especial –arcaico y viejo–, que requiere un reparto del poder entre la élite política basado en su representación confesional. Así que todos nuestros partidos son casi al cien por cien sectarios. Sus líderes, además, están aliados con el poder económico y las autoridades religiosas. Después de la guerra civil [1975-1990], estos líderes se garantizaron una amnistía para perdonarse los crímenes de guerra y se pusieron de nuevo de acuerdo para gobernar juntos. Este grupo de hombres extremadamente corruptos ha estado en el poder durante los últimos 30 años. Y la gente ha dicho basta.
A/I: Este sistema de reparto de…