La herencia colonial y las rivalidades intra-magrebíes han dado lugar a unas políticas económicas restrictivas en las que los intercambios regionales no superan el 5%. La escasez de intercambios comerciales ha dado lugar a una fuerte competitividad en el mercado africano entre grandes grupos económicos magrebíes.
África es objeto de deseo para todo el mundo. En este sentido, Rusia organizó en octubre de 2019 su cumbre Rusia-África y el foro económico ruso-africano. Así pues, se ha unido al club de países asiáticos, como China, Corea del Sur, India y Japón, y otros países emergentes como Brasil y Turquía, que ya no disimulan su deseo de desarrollar más sus relaciones de cooperación económica. Sin embargo, la cooperación económica entre las diferentes subregiones del continente africano sigue siendo muy escasa en comparación con los desafíos globales. Los países del Magreb deben responder a nuevos retos relacionados con la coyuntura mundial y la nueva realidad de la integración regional en el continente. Por tanto, la Zona de Libre Comercio Continental africana (ZLCC) constituye una herramienta para fomentar los intercambios comerciales y promover las inversiones. El comercio intraafricano solo constituye cerca del 16% del comercio total del continente, mientras que en Europa los intercambios intrarregionales representan cerca del 70%. Los cálculos de la Comisión Económica para África (CEPA) prevén que el comercio intra-africano aumente más de un 60% de aquí a 2022 y las exportaciones en más de 55.000 millones de dólares, con un PIB acumulado del continente de 2,5 billones de dólares. La entrada en vigor de la ZLCC a finales de mayo de 2019 ha supuesto la creación de un mercado de 1.200 millones de habitantes, con una de las poblaciones en edad de trabajar más importantes del mundo de aquí a 2050.
Trayectorias económicas del Magreb
Argelia, tras su independencia,…