Rusia e Irán firmaron en enero un acuerdo de cooperación en materia de ciberseguridad que ofrece a los dos países la oportunidad de coordinarse para garantizar la seguridad de la información. En el mismo mes, el régimen iraní ejecutaba al menos a 33 prisioneros; un mes antes, al periodista disidente Rouhollah Zam, y en septiembre, al campeón de lucha libre Navid Afkarí. Con este tipo de ejecuciones, el régimen continúa infundiendo miedo a la población y trata de evitar la proliferación de protestas, instaurando una atmósfera de opresión política e intelectual que le sirve para suprimir el pensamiento libre y consolidar su dominio sobre la población. En este contexto, los defensores de una línea dura tanto dentro como fuera del régimen han continuado presionando para poner en marcha un “internet nacional” bajo el control de la República Islámica. Este sucedáneo nacional, que aislaría todavía más el país del resto del mundo, es un peligro para el futuro de Irán y sus ciudadanos.

Con la ayuda de China, el régimen planea reemplazar internet, usado por millones de iraníes y más de 4.000 millones de personas en el todo mundo, por una red nacional que quedaría bajo su control. Esto supondría el establecimiento de una supervisión por parte del gobierno del acceso al contenido online, a lo que se sumaría la capacidad estatal de vigilar quién accede a qué contenido digital, lo que dotaría al régimen de un capacidad de observación total sobre la población iraní. La comunidad internacional debe denunciar esta propuesta y presionar al régimen para que dé marcha atrás.

En la actualidad, Irán bloquea muchos sitios web, entre ellos plataformas de redes sociales como Facebook, YouTube y Twitter, así como otras webs dedicadas a salud, ciencia, entretenimiento, compra de productos u otras áreas de interés. Aunque los líderes del…