Los países van al psicólogo
La palabra crisis está muy presente en nuestras vidas: crisis económica, crisis existencial, crisis de los 40, crisis climática… En Crisis. Cómo reaccionan los países en los momentos decisivos, el geógrafo Jared Diamond analiza las similitudes entre crisis personales y nacionales. Tomando una lista realizada por psicólogos de factores que inciden en el desenlace de las primeras, establece un modelo según el cual los países tienen más elementos a favor o en contra para superar las crisis. Para ello, examina seis países –Finlandia, Japón, Chile, Indonesia, Alemania, Australia– que han vivido tiempos convulsos y los analiza de manera comparada.
Aquí aparece el primer problema. El concepto de crisis, a pesar de su uso cotidiano, no parece estar tan claro. Es complicado determinar cuándo una persona o un país están en crisis. Y el primer punto que señala Diamond para poder superarla es el reconocimiento de esta. A veces, no hay duda, como cuando se da un cambio repentino: la muerte de un familiar querido o una invasión militar. Sin embargo, en otras ocasiones se acumulan una serie de factores que producen frustración. En estas situaciones es difícil reconocer la crisis. A nivel nacional la definición dependerá además de una negociación de actores, en ocasiones violenta, con intereses y capacidades desiguales.
Para superar una crisis, tanto en el caso de los países como el de las personas, “el reto es saber determinar cuáles son los rasgos de su identidad que funcionan bien y cuáles han dejado de funcionar y sí deben modificarse”. El autor propone que el sujeto en cuestión tiene que implementar una serie de cambios selectivos sobre aquellos aspectos que funcionan mal.
La visión individualista y racionalista que tiene Diamond de las crisis es problemática. El primer error es considerar que las decisiones que toman los países son racionales. Su triunfo o fracaso depende completamente de que sepan analizar su situación, sean conscientes de sus ventajas, e implementen los cambios adecuados. Es frecuente no contar con la información adecuada para abordar un problema y que las decisiones estén sesgadas por la ideología, la cultura, etcétera.
El segundo error es dejar de lado las estructuras que constriñen la acción del sujeto. Las decisiones se toman en un contexto determinado, y esto rara vez ocurre sin ninguna influencia. La globalización ha llevado la interdependencia a niveles extremos; por tanto, lo que suceda en un país dependerá de muchos factores externos. El autor centra la atención en casos particulares pero pierde de vista un contexto internacional que, en muchos casos, nos dará más respuestas que las acciones de un líder.
Diamond cuenta con una ventaja en su libro: la distancia temporal. Mira hacia el pasado, a países que han superado situaciones difíciles de manera satisfactoria. Diamond consigue condensar procesos históricos relevantes en tan solo unas páginas. Sin embargo, a pesar de la diversidad geográfica e histórica de sus ejemplos, la muestra no es suficiente para hacer generalizaciones de ningún tipo, como admite al final del libro. Lo que más se echa en falta es un ejemplo de un país que haya fracasado en la gestión de la crisis.
El libro no ha sido bien recibido por algunos críticos. Numerosos errores de datos o escasez de fuentes académicas, sustituidas por los relatos de amigos y conocidos, y el intento de hacer explicaciones absolutas, son algunas de las objeciones realizadas. No obstante, Diamond hace sugerentes aportaciones en la última parte del libro, donde desgrana las crisis actuales y venideras, así como nuestras posibilidades de superarlas, siguiendo el marco teórico que sirve de hilo conductor de todo el libro.
Polarización política
Diamond afirma que una de las grandes ventajas de Estados Unidos es su modelo democrático y la capacidad de generar acuerdos y consensos. Sin embargo, este modelo está en crisis por la creciente polarización política, la desafección política, la bajada de la participación, la desinformación y el auge de las llamadas noticias falsas. Desde luego, este problema se puede generalizar a otros países del mundo.
Por otro lado, la creciente desigualdad. Se observa que los países son cada vez más desiguales, en especial EEUU, que no cuenta con políticas redistributivas equiparables a las europeas. Esta tendencia se observa a nivel mundial.
La amenaza nuclear, el cambio climático y la escasez de recursos son las dificultades que más alcance global tienen. La facilidad de adquirir armas nucleares, así como el desafío al orden liberal por nuevas potencias militares y actores no estatales, abren un periodo de incertidumbre geopolítica. Además, los efectos del cambio climático y la escasez de recursos van a transformar el modelo productivo. Los países que hoy son ricos en recursos naturales, como es el caso de los países petroleros, tal vez mañana no lo sean.
En definitiva, el atractivo de Crisis no se encuentra en su aportación teórica, sino en el análisis de la realidad y el debate que abre. El repaso histórico que hace Diamond es muy útil y ayuda a ver en perspectiva procesos críticos de diferentes países y cómo fue el camino que tomaron para superarlos. Además, aporta una mirada a la actualidad, presentando los retos a los que se enfrenta la humanidad y que pueden suponer una crisis a corto plazo.
“Quizá la comprensión del pasado nos ayude a resolver las crisis presentes y futuras”, afirma Diamond al final del prólogo. Ahí reside el valor del libro. Se propone reflexionar y entender el pasado para intentar actuar mejor en el futuro. No busca, como se le ha acusado, hacer una teoría del todo.