Los Pactos de la Moncloa y el pacto fiscal implícito atraen hoy día el interés de muchos países que se plantean la posibilidad de exportar el sistema. Aunque es imposible trasplantar los modelos de cambio de un país a otro, parece útil señalar algunos de sus elementos técnicos.
El 25 de octubre de 1977 se firmaban en Madrid los Pactos de la Moncloa, formalmente dos grandes acuerdos (Acuerdo sobre el programa de saneamiento y reforma de la economía y Acuerdo sobre el programa de actuación jurídica y política), con la finalidad de dar salida a la grave situación económica y social por la que atravesaba España, tras la crisis económica mundial de 1973 y el proceso de transición política que se estaba llevando a cabo al finalizar el periodo franquista con la muerte del dictador y su sucesión por el rey Juan Carlos. Los Pactos, con algunas excepciones, serían firmados por el gobierno preconstitucional que presidía Adolfo Suárez, los representantes de los partidos políticos del arco parlamentario y los que representaban a los sindicatos (Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores) y a las asociaciones de empresarios.
Los Pactos incluían diversos componentes, entre los que se contaban diferentes medidas para poner coto al deterioro de la situación económica, como expresaban las principales variables macroeconómicas (práctico estancamiento de la producción, elevadas cifras de paro, alto déficit exterior y una tasa de inflación situada por encima del 26 por cien, entre otros datos). En materia de política económica, incluían, entre otras cuestiones, la propuesta de una reforma intensa del sistema fiscal, que se iría materializando desde el mismo año de la firma de los acuerdos…