Traspasando las fronteras de lo turco y lo alemán, las producciones son cada vez más diversas, tanto desde el punto de vista estilístico, como el temático o formal.
Tras la reunificación alemana a finales del pasado siglo, el cine turco-alemán, en especial la obra del director Fatih Akin, afincado en Hamburgo, fue objeto de un creciente reconocimiento nacional e internacional. Las películas de Akin han revitalizado el cine alemán y siguen inspirando innovadoras aportaciones académicas de diversas disciplinas. Hoy, el cine turco-alemán es un espacio rico, con producciones que van de la comedia al cine de arte y ensayo, pasando por la sátira y el comentario político. En buena medida gracias a su diversidad temática y artística, ocupa un lugar cada vez mayor en las industrias del ocio y del cine alemanas. Este artículo ofrecerá una introducción a este campo creciente y dinámico. Después de esbozar un resumen de casi cinco décadas de cine turco-alemán, presentaré a dos de sus directores contemporáneos, uno que ya ha alcanzado prestigio mundial, y el otro prometedor y aclamado por la crítica: Fatih Akin e Ilker Çatak, respectivamente.
Puede decirse, sin duda, que el cine turco-alemán es producto de la diversa demografía alemana. Si bien hay varias razones para los movimientos migratorios multidireccionales uno de los principales desencadenantes de la emigración de ciudadanos turcos a Alemania en el siglo XX fue el establecimiento del programa de Gastarbeiter (trabajadores invitados) entre ambos países en 1961. Iniciado en 1955 con Italia, el programa consistía en acuerdos bilaterales entre Alemania y diversos países europeos y no europeos, como España, Marruecos y la antigua Yugoslavia, mediante los cuales Alemania Occidental esperaba remediar la aguda escasez de mano de obra dentro de su población activa en una pujante economía de posguerra, como analizan más detalladamente Rita Chin y Ulrich Herbert…