AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 49

Los escritores de origen magrebí en Francia

Armelle Crouzières-Ingenthron
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Gracias a la escritura, los ‘beurs’ consiguen salir de un gueto, legitimarse y acercarse al centro y al Otro conservando a la vez su identidad.

En la década de los setenta, los jóvenes de los suburbios inventaron un lenguaje llamado verlan que les permitía hablar entre ellos al revés, invirtiendo las sílabas de las palabras (de ahí el nombre de verlan/l’envers [al revés]). No era una lengua que, en principio, estuviera reservada a los jóvenes de origen africano y magrebí – los beurs – porque todos los jóvenes, incluidos los de origen francés, lo utilizaron. Así nació la palabra beur, un término doblemente inverso que deriva de la inversión fonética de rebeu, invertido a su vez de la palabra arabe. Para Nacer Kettane “beur remite a la vez a un espacio geográfico y cultural, el Magreb, y a un espacio social, la periferia y el proletariado de Francia” (1986).

¿Por qué hablar verlan? Está claro que no era solo por diversión. Como la lengua está ligada a la identidad, el verlan permitía a los jóvenes desmarcarse y sentir que existían (aunque ese lenguaje les separaba de la mayoría y, de alguna manera, los convertía en un gueto) y sentir sobre todo la tensión que había entre el tradicionalismo de casa, procedente de unos padres que no siempre hablaban bien francés, y la vida en un gran suburbio moderno donde ya predominaban el racismo y la segregación. Los beurs son los hijos de segunda generación cuyos padres, magrebíes, llegaron del norte de África para trabajar en Francia en los años cincuenta y sesenta. Ellos nacieron o se criaron en Francia, y forman parte de la población francesa. Así pues, estos jóvenes que crecieron en los años setenta, al usar un lenguaje propio, el verlan, desean…

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