Hoy en día, los escritores musulmanes enfocan el islam de forma más sutil, aunque se muestran críticos con las prácticas y el crecimiento de la religión.
Desde 1855, tanto los musulmanes árabes ortodoxos como los no practicantes han creado una obra artística fascinante, politizada y de alta calidad. Su objetivo, entre otros, es describir las preocupaciones de los miembros del grupo religioso transnacional (ummah) que residen en Gran Bretaña. Mi investigación indica que, especialmente en los años posteriores a los disturbios en el Norte de Inglaterra en 2001, los atentados contra Estados Unidos ese mismo año y el inicio de la llamada “guerra contra el terrorismo”, la literatura, el cine y los medios de comunicación británicos se preocupan cada vez más por el islam. En la ficción al menos, las estrategias para representar a las comunidades musulmanas empiezan a sufrir importantes cambios. Tras el punto de inflexión que supuso el asunto de Salman Rushdie, que se aceleró con el estallido de guerras de dudosa legalidad a principios del siglo XXI, el aumento de la islamofobia, la Primavera/Invierno Árabe y la crisis de los refugiados, cada vez más escritores representan a las comunidades específicas de musulmanes británicos de una forma más matizada de lo que habían hecho antes. Algunos autores no musulmanes como Martin Amis, John Updike e Ian McEwan se centran en la figura del terrorista. Los escritores musulmanes árabes tienden a enfocar el islam de manera más sutil, aunque a menudo siguen mostrándose muy críticos con las prácticas y el crecimiento de la religión. Novelistas como Leila Abulela y Robin Yassin-Kassab rechazan los intentos de limitar el islam a una identidad exclusiva y singular por considerarlos distorsiones de la historia pluralista de la religión.
La comunidad del Sur de Asia constituye la población inmigrante musulmana más importante…