La vida política y literaria de Vargas Llosa está dominada por el compromiso y la furia intelectual, ya sea a la izquierda o a la derecha. Su trayectoria como escritor ha logrado influir en la historia de su país.
El hablador, de Mario Vargas Llosa. Madrid: Alfaguara, 2008. 272 págs.
El pez en el agua, Mario Vargas Llosa. Madrid: Alfaguara, 2005. 624 págs.
La fiesta del chivo, de Vargas Llosa. Madrid: Alfaguara, 2000. 520 págs.
No escupas al cielo que en la cara te cae”, le aconsejó el presidente peruano, Alan García, a Evo Morales después de que el presidente boliviano criticara a la Academia Sueca por la concesión del premio Nobel de Literatura a un “ultraderechista” como Mario Vargas Llosa. “Como presidente del Perú y en nombre del pueblo peruano protesto por eso que me suena a calumnia, a casi una infamia”, subrayó García.
El mandatario peruano sabía de lo que hablaba. A pesar de que la tradición de escritores latinoamericanos metidos a políticos se remonta a casos tan notables como los de Domingo Faustino Sarmiento en Argentina, José Martí en Cuba o Rómulo Gallegos en Venezuela, el caso del novelista peruano demuestra como pocos los secretos poderes de la literatura en la vida política de América Latina.
Vargas Llosa y García se conocieron en casa de un amigo común en Lima, en 1986, un años después de la elección de García. Se trataron de tú y conversaron durante horas. En una entrevista a una revista española, después de la nacionalización de la banca, en 1987, García dijo “querer mucho” al escritor y haber leído casi todos sus libros.
En el siguiente encuentro, las circunstancias fueron bastante más tensas. En junio de 1986, se había producido la masacre de los penales de Lurigancho y El Frontón,…