El papel de la monarquía en la representación internacional de España queda patente en las relaciones con Iberoamérica. ¿Cómo regula la Constitución la función del jefe del Estado en política exterior?
Rey, Constitución y Política Exterior, de Miguel Fernández-Palacios. Madrid: Marcial Pons, 2010. 368 págs.
Más de tres décadas después de la entrada en vigor de la Constitución española todavía existen zonas de análisis de la Carta Magna en barbecho doctrinal. El libro de Miguel Fernández-Palacios viene a cubrir una de ellas, la referida al entronque jurídico-constitucional de la jefatura del Estado con los principios y normas establecidos por el Derecho Internacional, pues una parte sustancial de los poderes de la jefatura del Estado se definen por referencia a la representación innata de España en el orden internacional.
España, en el ejercicio de su derecho de auto-organización constitucional, se ha dotado de una estructura orgánica en la que la Corona se revela como una institución plena de sentido político y jurídico acorde con una monarquía parlamentaria moderna.
Las previsiones constitucionales que regulan el funcionamiento del jefe del Estado podrían parecer desfasadas y poco realistas e incluso residuales en un sistema donde el ejecutivo propone y dispone de la política exterior del Estado bajo el control más o menos riguroso del legislativo. Sin embargo, la Corona está perfectamente engranada en la maquinaria de pesos y contrapesos diseñada por una Constitución que, en esta materia, es tributaria del Derecho Internacional.
Para entender el papel del jefe del Estado en el orden jurídico- internacional de un país moderno, el punto de partida es la propia noción de soberanía estatal como elemento definidor del Estado-Nación. El ejercicio ad extra de los poderes soberanos se basa, ante todo, en la capacidad de asumir el ius representationis de la…