Pese a la esperanza de las revueltas, la política internacional y sus reglas de juego cambian con mucha mayor lentitud.
Las revueltas árabes iniciadas en Túnez en otoño de 2010, que algunos autores denominan ya en singular «revolución árabe», han dado pie a numerosas reflexiones. Por un lado, se ha insistido en su singularidad: por primera vez en dos siglos, se han centrado en reivindicaciones dirigidas básicamente a sus propios dirigentes y no a las potencias coloniales o neocoloniales, concretamente han reclamado dignidad, libertad, democracia y oportunidades reales para el desarrollo…