La mal gestionada industria mediática propiedad del Estado egipcio lucha por recuperar la confianza de la audiencia. Un proceso espinoso.
Si reformar el sector de los medios de comunicación en Egipto es todo un reto, modernizar su sobredimensionado sector estatal puede parecer una misión imposible. La muy mal gestionada industria mediática propiedad del Estado egipcio (televisión, radio y prensa escrita), lucha por hacerse un lugar en el panorama mediático posrevolución y, sobre todo, recuperar la confianza de la audiencia. Sin embargo, es un proceso espinoso puesto que la arraigada cultura de la obediencia y la falta de estándares profesionales de las redacciones se mezclan con una fuerte herencia de mala gestión. La reciente ofensiva sobre los medios por parte del gobierno islamista, bajo la consigna de que hay que “respetar” al presidente, es una clara señal de la falta de voluntad política auténtica de abrir y modernizar la industria de los medios de comunicación estatales. El periodo inmediatamente posterior a la revolución se caracterizó por una relativa apertura que, sin embargo, fue temporal y no conllevó un progreso real en la calidad de la producción mediática…