Los cambios políticos sobrevenidos desde 1985 en los países del bloque soviético, con la llegada de Gorbachov al poder, han planteado, entre otras muchas cuestiones relativas a la transición desde el colectivismo burocrático y la planificación central hacia un sistema con más elementos de propiedad y de libre mercado, la cuestión del status internacional, y de la entidad económica de sus respectivas monedas.
Ninguna de las monedas de los países del hasta ahora denominado “bloque soviético” se utiliza en los intercambios comerciales entre estos países y el resto del mundo (salvo, por supuesto, en la medida en que existen convenios comerciales o financieros bilaterales que usan alguna de ellas como unidad de cuenta, como ocurre, por ejemplo, en el caso de los convenios económicos entre Cuba y la URSS). Incluso en el comercio que se realiza entre los países miembros del CAME en exceso, o aparte, de las cuotas bilaterales o multilaterales fijadas periódicamente, es también frecuente que se utilicen, para expresar tales flujos comerciales o financieros, monedas de los países occidentales y, particularmente, el dólar norteamericano o el marco alemán.
Las expresiones “monedas convertibles” o “monedas no convertibles” son de uso frecuente en la vida económica internacional, en la literatura económica y en la Prensa; su significado es, desde luego, completamente diferente del que tenía hasta la desaparición definitiva del patrón oro a comienzos de los años treinta. En efecto, a lo largo del siglo XIX y hasta el estallido de la primera Guerra Mundial, el concepto de convertibilidad hacía referencia a la conversión de los billetes de Banco en metales preciosos y, en particular, en oro; tras la segunda Guerra Mundial, la expresión se utiliza para significar algo completamente diferente: la conversión de saldos y activos financieros denominados en una divisa, en saldos y activos financieros denominados en…