Hace apenas 10 años, China solo influía en los países de su entorno. Hoy, los lazos con sus vecinos se han reforzado mucho, pero los vínculos con Occidente y el resto del mundo –Australia, Oriente Próximo, África o América Latina– han crecido de manera espectacular.
os logros conseguidos por China durante los últimos años han sido impresionantes. En 2009 adelantó a Alemania para convertirse en el primer exportador mundial. En 2009 y 2010 se vendieron más automóviles en China que en Estados Unidos. En 2010 su PIB superó al de Japón y se convirtió en el segundo mayor del mundo, sobrepasado solo por el de EE UU, además de situarse en primer lugar en consumo de energía.
Es cierto que esos resultados se han alcanzado en el contexto de la crisis financiera internacional, que ha afectado, como es bien sabido, mucho más a las economías desarrolladas que a los países emergentes. Pero es igualmente verdad que son producto de una tendencia que se ha ido consolidando durante los últimos 30 años. Durante esos tres decenios, el crecimiento anual medio del PIB de China, en términos reales, fue del 9,8 por cien, una cifra sin ningún precedente histórico en tan largo periodo de tiempo. Así, el PIB chino se ha multiplicado nada menos que por 16 entre 1980 y 2010, alcanzando una masa crítica suficiente como para afectar apreciablemente al resto del mundo…