El gigante asiático planea este año unos 40 lanzamientos orbitales, incluidos los que llevarán los primeros módulos de la estación espacial Tiangong (palacio celestial), sobre la que girará todo el programa espacial chino de esta década. En 2020, su rover Yutu-2 envió de regreso muestras de la superficie lunar, algo que no se lograba desde 1976. En 2019, 72 países tenían programas espaciales activos, y 14 de ellos capacidad para poner satélites en órbita.
En 2015, Estados Unidos aprobó una ley que concede a sus ciudadanos derechos de propiedad de los minerales que puedan extraer del espacio. La Luna, por ejemplo, tiene tierras raras, elementos imprescindibles para fabricar baterías y dispositivos electrónicos avanzados.
Morgan Stanley prevé que en 2040 la industria espacial mundial generará ingresos por valor de un billón de dólares, frente a los 350.000 millones actuales. Las fortunas conjuntas de Musk y Bezos suman una cifra similar, lo que explica la escala de sus ambiciones espaciales. Los propulsores Falcon 9 de SpaceX son ya los más competitivos para poner satélites en órbita y transportan carga de forma rutinaria a la Estación Espacial Internacional, adonde el año pasado enviaron a astronautas de la NASA dos veces, y la primera…