Los errores han sido incontables, pero la crisis todavía ofrece la oportunidad de transformar la UE con audacia. Los rescates de Grecia e Irlanda, y la perspectiva de alguno más, deberían llevar a un federalismo económico que corrija la anomalía que supone ‘un euro sin Estado’.
Lo que puede cambiar todo en un año! ¿Quién habría esperado, a principios de 2010 que la zona euro estuviese en una situación tan terrible hoy y que España se encontrase en la lista de países que podrían pedir al Fondo Monetario Internacional (FMI) una ayuda de emergencia? El mero hecho de hacer esta pregunta nos recuerda que los mercados financieros son extraordinariamente inconstantes y que en realidad no sabemos cuál será la situación a finales de este año.
Por supuesto, en 2010 había buenos motivos para preocuparse por Grecia y lo que la crisis de la deuda soberana griega significaría para la zona euro. El contagio a otros países del euro en situaciones fiscales difíciles era una posibilidad clara; ha pasado antes en el resto del mundo, en Latinoamérica y en el sureste asiático. Los orgullosos europeos que afirmaban que esto no pasaría en Europa porque no se trata de países con mercados emergentes, no eran capaces de comprender que los mercados financieros van detrás de cualquier oportunidad de beneficio, dondequiera que esté. Los irlandeses que afirmaban que su país no es Grecia, eran incapaces de darse cuenta de la vulnerabilidad de sus bancos ante pruebas de resistencia oficiales. Los portugueses que señalan que Portugal es muy distinto de Grecia o Irlanda, deberían preocuparse por el hecho de que los mercados financieros ven con malos ojos que desde 1976 el presupuesto nacional no está equilibrado. Y la opinión de que España no es nada de lo anterior, aunque correcta en cuanto…