Por encima de partidos e instituciones, de las leyes y la Constitución, el verdadero garante de la perennidad de la revolución tunecina es la sociedad civil.
Estamos viviendo una etapa maravillosa y fuera de lo común que no se cuenta históricamente, en
años, meses, semanas ni días. Debemos vivirla y protegerla hora tras hora, porque cada hora trae su porción de sorpresas y novedades.
La historia empezó el 15 de enero. Ese día, el ex primer ministro Mohamed Ghanuchi quiso reunirse conmigo. La invitación me extrañó, al no estar acostumbrado a ese tipo de contacto con el poder. Desde mi dimisión del Consejo Constitucional en 1992, y la publicación, en 1994, con 18 colegas universitarios, de una carta que llamaba la atención de las autoridades sobre la deriva política
que por entonces amenazaba los intereses superiores del país, yo había seguido criticando al régimen.
Asimismo, respaldé la candidatura de Mohamed Ali Haluani, del partido de la oposición Ettaydid, en los comicios presidenciales de 2004. Fui una de las personalidades que lo acompañó el día que presentó su candidatura al Consejo Constitucional…