Penosamente acostumbrados a una violencia incesante que se remonta a más de siete décadas, el nuevo estallido registrado en Palestina, concentrado en principio en Jerusalén, ha vuelto a colocar, de momento, este viejo conflicto en primera página. Por una parte, Israel ha puesto en marcha la operación Guardián de los Muros, adelantando que puede llevar días hasta que consiga sus objetivos: degradar la capacidad operativa de Hamás y la Yihad Islámica en la franja de Gaza, sin atreverse a lanzar una ofensiva terrestre que pretenda su total destrucción por temor a empantanarse en una lucha, casa por casa, de muy incierto resultado. Por otra, Hamás, a través de su brazo armado –las brigadas Ezzedine al Qassam– ha respondido con la operación Espada de Jerusalén, presentándose como el principal defensor de Al Aqsa (en referencia a la mezquita ubicada en el Haram al Sharif, la Explanada de las Mezquitas), tercer lugar…