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La Unión Europea, refugio de libertad

Carlos Carnero
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Una vez más, la UE debe responder a una crisis en tiempo real y sin los instrumentos adecuados. Y como siempre, la solución no es otra que profundizar en la construcción comunitaria y culminar la unión política en un sentido federal, con un asilo verdaderamente europeo.

Todos los caminos conducen a Europa. También los de los refugiados, como los acontecimientos se están encargando de demostrar dramáticamente. Quizá los poderes políticos de la Unión Europea y de los Estados miembros no fueran plenamente conscientes de que las nubes podían convertirse en tormenta, pero los datos que iban acumulándose en el horizonte no dejaban lugar a dudas sobre las consecuencias de la guerra en Siria y de otros conflictos en Oriente Próximo y el cuerno de África: millones de refugiados y desplazados que iban llegando a Turquía, Jordania y Líbano; cientos de miles que decidían alcanzar la UE a cualquier precio, incluso el de perder la vida en el intento; incremento exponencial del negocio de los traficantes del dolor y las esperanzas ajenas.

Es más, los datos señalaban el imparable crecimiento anual de demandantes de asilo en la UE: 234.000 en 2010; 341.000 en 2011; 373.000 en 2012; 464.000 en 2013; 662.00 en 2014; y 807.000 de enero a septiembre de 2015.

Sin embargo, tuvo que ser la foto de un niño ahogado la que abrió los ojos a la opinión pública europea, cuando ya se calculaba que cerca de 3.000 personas habían muerto en el Mediterráneo tratando de alcanzar las costas europeas; cuando Italia, Grecia y Hungría ya estaban desbordadas; cuando el 75% de las solicitudes de asilo correspondían a menores; cuando las mafias de las migraciones estaban a punto de embolsarse 20.000 millones de euros con su infame negocio.

La foto, esa terrible foto, provocó que la crisis de los…

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