Para el pueblo palestino, no hay esperanza de cambio hacia la paz y la justicia desde dentro de la sociedad israelí, inmersa en una negación continua de la ocupación.
Con el gobierno de derechas más extremo que Israel ha tenido jamás, la sociedad del país está cambiando rápidamente y volviéndose cada vez más nacionalista, racista, militarista e incluso religiosa. Los 10 años de gabinetes de Benjamin Netanyahu han tenido un profundo impacto en ella. El bando partidario de la paz prácticamente ha desaparecido, ser de izquierdas se ha convertido en una abominación, y apenas existe una oposición significativa. Es posible que Netanyahu no dure mucho más en el cargo, pero sus efectos se sentirán en los próximos años, y ya está afectando a cualquier posibilidad de acuerdo, sea el que sea, con los palestinos.
La ocupación es el gran problema ante el cual todos hacen la vista gorda y del que la mayoría de los israelíes piensa que, si se ignora, no existe. La ocupación, que hace poco “celebró” sus primeros 50 años, apenas se menciona en el discurso israelí, casi nunca se debate, y raras veces los medios de comunicación informan sobre ella. El patio trasero de Israel, que con frecuencia se encuentra tan solo a media hora en coche de los hogares de muchos israelíes, sigue a oscuras, alejado de toda atención pública, y despierta escasísimo interés entre la población. Ésta sabe muy poco de la ocupación, los medios de comunicación no la ayudan a saber, y ella no quiere conocer la realidad de la cual todos son responsables.
¿Qué ha originado esta negación increíble en la que vive la sociedad israelí? ¿Cómo es posible que una ocupación que ni un solo Estado en el mundo reconoce, que infringe las leyes internacionales, que es brutal, violenta y criminal;…