No hubo un acuerdo «2+4». El tratado firmado en Moscú en septiembre de 1990 fue un acuerdo entre las dos superpotencias y la República Federal de Alemania. Ni Reino Unido ni Francia tuvieron un papel importante.
El Tratado firmado en Moscú el 12 de septiembre de 1990 entre las dos Alemanias y las cuatro potencias vencedoras en el año 1945 no fue resultado de un acuerdo entre todas las partes implicadas. El documento redactado al final de las conversaciones “2+4” consiste más bien en un acuerdo entre las dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, y la República Federal Alemana. Bonn se encontraba en medio y era el objeto de atención, favorecida por una Administración norteamericana que no es que pensara de una manera meticulosa en el pasado histórico, sino que, en aquel momento, se encontraba ante un miembro de la escena europea cuya importancia iría en aumento en la próxima década.
Consideraciones parecidas definen también la táctica negociadora seguida por los soviéticos en la que los motivos a corto plazo fueron seguramente un factor decisivo para que Gorbachov estuviera dispuesto a aceptar un compromiso. Pues ¿quiénes si no los alemanes están en estos momentos dispuestos a ayudar a ese país en pleno proceso de descomposición? Lo que pueda resultar al final de todo esto es, en la actualidad, incierto. No obstante, los políticos alemanes harán bien en no subestimar las intenciones soviéticas, pues pueden llevar a que Alemania se comprometa a medio plazo a desviar una parte de los flujos de capital –y las inversiones– hacia el Este. Todo esto podría dar como resultado que algún día la nación reunificada, de casi ochenta millones de habitantes, ocupe una posición política intermedia, distanciada incluso de Occidente.
Ni el Reino Unido ni Francia han jugado un papel especial en…