Es la primera vez, desde hace más de una década, que Marruecos es clasificado internacionalmente como ?país no libre? en cuanto a libertad de prensa. (Se trata de la última clasificación de Freedom House, correspondiente a 2009. El año anterior el país pertenecía a la categoría de ?países parcialmente libres?.) El catálogo de indicadores a la baja es extenso: encarcelamiento de un director de periódico, Driss Chahtane (Al Michaal), por un asunto falsamente relacionado con Palacio; detención abusiva e ingreso en prisión de tres blogueros por denuncia cívica de casos de corrupción habituales; suspensión administrativa, sin respetar los procedimientos, de un diario, Akhbar Al Yaoum; secuestro sin previo aviso ni resolución judicial de un número de Tel Quel que publicaba una encuesta, (aunque) positiva, sobre la realeza. Los episodios se suceden, unos distintos de otros, pero la presión va in crescendo, con resultados patentes: al cabo de 10 años de presiones judiciales, orientadas políticamente, que dieron lugar a penas desproporcionadas con respecto a los delitos juzgados, la prensa marroquí ha visto degradarse su sistema inmunitario. Se ha convertido en un cuerpo enfermo que apenas se tiene en pie por no poner mala cara.
AFKAR-IDEAS > NÚMERO 26
La prensa, bajo presión en Marruecos
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