La República Árabe Siria participó en el proceso de paz en Oriente Próximo con toda sinceridad, lejos de cualquier maniobra delatoria, deseosa de poner en conocimiento de la opinión pública mundial, de forma clara y franca, las posiciones de las partes implicadas en estas negociaciones y mostrarle aquellas partes que actúan para lograr un éxito en esta oportunidad, y la que pone los obstáculos que obstruyan este proceso al que fue obligada a asistir, apostando por un fracaso para seguir en su juego de confundir a la opinión pública apropiándose del papel de víctima amante de la paz que siempre esgrimió y explotó.
El concepto sirio para lograr el éxito de este proceso de paz se basa en los siguientes puntos:
- La paz debe ser justa, conduciendo todas y cada una de las partes implicadas a la obtención de sus legítimos derechos.
- La paz debe ser global, porque cualquier fragmentación del proceso –como ocurrió en el pasado– no favorecerá ni la paz ni la estabilidad en la región.
- En consecuencia, la paz debe fundamentarse en las resoluciones de la ONU y en particular las del Consejo de Seguridad 242, 338, 425 y la resolución 497 que declara la anexión israelí del territorio sirio “las alturas del Golán”, en el año 1981, nulo, ilegal y sin ningún fundamento.
- El principio que rechaza la anexión por la fuerza de los territorios ajenos, promulgado y defendido por la ONU, obliga a la retirada de los territorios ocupados, siendo esta retirada un pilar básico y fundamental en el proceso; no habrá paz sin su aplicación.
- La ilegalidad de la construcción de colonias y asentamientos en los territorios ocupados, considerando el empeño israelí en seguir en este sentido, una provocación que demuestra la falsa pretensión de su deseo de paz.
- Los derechos nacionales y legítimos…