La presión impositiva de la región está por debajo de lo que indicaría su nivel de desarrollo. Estimaciones conservadoras señalan que los recursos que se hubieran podido recaudar en 2007-09 en un conjunto de países, habrían permitido triplicar los presupuestos de salud de dicho conjunto.
A pesar del crecimiento económico y de la reducción de la pobreza y la desigualdad que ha experimentado Latinoamérica y el Caribe (LAC) durante la última década, esta sigue siendo la región más desigual del mundo. La desigualdad, tanto en su vertiente de resultados (ingresos y riqueza) como de oportunidades, es una especie de seña de identidad de la zona. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), los datos más recientes disponibles indican que el quintil más pobre capta en promedio un cinco por cien de los ingresos totales, con participaciones que varían entre menos del cuatro por cien en Bolivia, Honduras, Paraguay y República Dominicana y el 10 por cien en Uruguay, mientras que la participación en los ingresos totales del quintil más rico promedia el 47 por cien, con un rango que va del 35 (en Uruguay) al 55 por cien (en Brasil). En Paraguay, las fincas inferiores a 20 hectáreas (minifundios) que representan el 83,5 por cien de las explotaciones agrícolas, ocupan solo el 4,3 por cien de la tierra cultivable, mientras que los grandes propietarios acaparan más del 95 por cien de la misma. Oxfam denunció que mientras en la región 164 millones de personas viven en situación de pobreza (66 millones de ellas en pobreza extrema), 113 latinoamericanos aparecen en la lista de las personas más ricas del mundo, con patrimonios netos iguales o superiores a los 1.000 millones de dólares. La desigualdad de ingresos y de riqueza en LAC está intrínsecamente ligada a la desigualdad…