POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 153

La política exterior iraní tras la ‘primavera árabe’

Alex Vatanka
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Ninguna de las revoluciones árabes surgidas desde 2010 ha beneficiado a Irán. La República Islámica se percibe cada vez más como un poder chií sectario, rival y enfrentado a la mayoría suní árabe de la región.

Desde diciembre de 2010, cuando estalló el primer brote de ira popular en Túnez, se han vivido agitaciones políticas en 18 de los 22 países árabes que han desembocado en cambios de régimen en Túnez, Libia, Yemen y Egipto. En otros lugares, las protestas fueron menos intensas y las autoridades se encargaron de sofocarlas, como en Omán o Jordania. En la actualidad, las masas siguen manifestándose en algunos países, particularmente en Siria y Bahréin. Y lo cierto es que la volatilidad continúa en la mayor parte del mundo árabe: sigue habiendo mucho en juego y es casi imposible predecir qué ocurrirá a largo plazo.

Irán, desde su posición en uno de los umbrales del mundo árabe, es uno de los países del mundo que más se juega en esa conmoción que es la “primavera árabe”. No obstante, hasta hoy Teherán no ha sido verdaderamente capaz de modelar las transformaciones políticas producidas en los últimos dos años ni tampoco de aprovecharlas. En cualquier caso, la política exterior iraní terminará condicionada según se desarrollen las revoluciones árabes…

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