Los inversores marroquíes apuestan por sus vecinos de África, animados por una entusiasta cooperación Sur-Sur y una activa diplomacia real.
Tan sólo un año después de su entronización, el rey Mohamed VI ya intentó iniciar una verdadera ruptura en la política africana del reino, en stand by desde que Marruecos se retirara de la Organización de la Unidad Africana (OUA). Desde entonces, bajo el impulso de una voluntad política manifiesta, los inversores marroquíes se abalanzan sobre el África negra, con el objeto de permitir a Rabat volver a África. Sin embargo, no es tarea fácil. Veamos.
16 de abril de 2009: el rey Mohamed VI aterriza en Guinea Ecuatorial para una visita oficial de cuatro días, la primera de un rey de Marruecos a esta antigua colonia española. Su difunto padre apoyó durante mucho tiempo la recuperación del ?Gran Marruecos?, como condición para afianzar sus relaciones bilaterales con los países africanos. Mohamed VI, en cambio, parece ir bastante más allá de la esfera de los aliados tradicionales de Marruecos como Senegal, Gabón o incluso Guinea. Prueba de ello son los abundantes periplos africanos que le han llevado a Burkina Faso, Benín, Gambia, Níger, República Democrática del Congo, Congo-Brazzaville, Camerún, Senegal y Gabón. En los 10 años de reinado, el soberano jerifiano ha hecho seis grandes viajes al África subsahariana y ha visitado 12 países. Para muchos observadores, ello demuestra un interés indudable del monarca marroquí por el continente, si lo comparamos con su predecesor, Hassan II, quien, en casi cuatro décadas, no hizo tantas visitas. Ya en 2000, sólo un año después de su ascenso al poder, Mohamed VI envió un mensaje de envergadura al continente. En la cumbre Europa-África celebrada en El Cairo, anunció la condonación de la deuda de los países africanos menos desarrollados, así como la exoneración…