POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 170

La paz desde las regiones, el reto del posconflicto

El día después del acuerdo se vivirá de forma distinta en las regiones, el principal escenario de la guerra. Desde el desarme y la movilización, hasta la justicia y la reintegración serán imposibles sin la participación activa de la sociedad civil y el desarrollo regional.
Fernando Sarmiento Santander
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Colombia se encuentra a las puertas de finalizar el proceso de paz entre el gobierno nacional y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en La Habana. Solo falta concretar los acuerdos en la mesa de diálogo y encontrar la voluntad de las partes para dar el paso hacia un mecanismo de refrendación ciudadana. Pero más allá, el país ha tomado conciencia de que la fase de implementación de los acuerdos puede ser tan compleja como el conflicto mismo. Por su parte, el movimiento por la paz ha venido presionando para cumplir un papel más activo en el diseño de los mecanismos de implementación. La sociedad civil ha hecho aportaciones, ciertamente importantes, pero se busca una participación más activa de líderes políticos y organizaciones sociales para construir los consensos necesarios que pongan en marcha dinámicas realistas y sostenibles de paz en las regiones. Es decir, la perspectiva regional cobra mayor realce en el proceso de construcción de paz a futuro, en tanto se requerirá un tratamiento diferencial para la implementación de los acuerdos, dado que las regiones presentan conflictos particulares, que no son suficientemente abordados en una agenda de negociación nacional.

Desde esta perspectiva, cobra relevancia el enfoque de paz positiva, desarrollado por el sociólogo noruego Johan Galtung, refiriéndose a una paz con justicia social, equidad y bienestar económico. La fase de implementación de los acuerdos no se refiere únicamente a finalizar la guerra y facilitar la reinserción de los combatientes. Debe enfocarse a la reconstrucción de las regiones, reconociendo dinámicas políticas, económicas, sociales y culturales que les son propias y buscando la integración de estas entre sí y con la nación, en la perspectiva de la paz como proyecto nacional. Tras el proceso en La Habana, se deben asumir estos retos. Es necesario abrir escenarios públicos…

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