La realidad rusa de 1998 es que Rusia es una desastrosa combinación de anarquía y democracia, de dictadura personal y caos gubernamental. En esa confusa situación, Yeltsin desempeña el papel de un zar elegido pero no por eso menos arbitrario.
La realidad rusa de 1998 es que Rusia es una desastrosa combinación de anarquía y democracia, de dictadura personal y caos gubernamental. En esa confusa situación, Yeltsin desempeña el papel de un zar elegido pero no por eso menos arbitrario.