El nuevo Concepto Estratégico de la Alianza debería establecer las directrices para que la OTAN contribuya de manera más eficaz a la estabilidad de la zona.
Por el momento, el Diálogo Mediterráneo y la Iniciativa de Cooperación de Estambul son los dos intrumentos de la OTAN para contribuir a la creación de confianza, mejorando el conocimiento mutuo a través de la transparencia y la cooperación política, civil y militar en la región.
El mar Mediterráneo es esencial para la seguridad europea, tanto militar como económica. Aproximadamente el 65% del petróleo y el gas natural que se consume en Europa occidental pasa por este mar, bien en buques, bien a través de los gasoductos que unen Libia con Italia y Marruecos con España. Anualmente, cerca de 90.000 barcos comerciales atraviesan el estrecho de Gibraltar. La garantía de que las rutas que atraviesan este mar permanecen abiertas y son seguras, es imprescindible para la supervivencia de los países europeos.
Los países no europeos de la región mediterránea en sentido amplio –es decir incluyendo a los países de Oriente Próximo y Golfo Pérsico– pueden ser, y de hecho han sido y son en algunos casos, origen de riesgos graves para la seguridad del continente europeo, tanto por la eventualidad de un corte del suministro energético, como por la posibilidad de proliferación de armas de destrucción masiva y de ataques terroristas provenientes de sectores religiosos fanatizados o de Estados fallidos. Los conflictos regionales y la falta de desarrollo democrático y económico en algunos países –con su secuela de migraciones masivas hacia la riberanorte – son también fuente de preocupación para Europa. Es, por tanto, inevitable que el instrumento principal de seguridad de la mayoría de los países europeos, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tenga un gran interés en la estabilidad y…