Hace poco más de un año Alemania emergía de la pandemia del coronavirus como uno de los países con una economía más sólida. Su especialización en el tejido industrial permitió a las empresas mantener su actividad mientras el sector servicios estaba confinado. En este contexto, se comprometió a ayudar al resto de socios europeos a salir del bache, primero garantizando financiación europea para los ERTE y, segundo, poniendo en marcha los fondos del Plan de Recuperación. Sin embargo, desde entonces el escenario económico le ha cambiado drásticamente al país, que afronta no solo una recesión en los próximos meses, también la necesidad de reinventarse para un mundo que ya es diferente.
Los analistas coinciden en que el futuro alemán es complicado, al menos en el corto plazo. La última encuesta de Bloomberg a casas de análisis eleva las probabilidades de recesión en el país hasta el 90% en los próximos…