El siglo XX nos ha llevado, paso a paso, desde la lucha por el reconocimiento del sufragio, hasta la igualdad política y civil, la apertura de posibilidades profesionales, la entrada efectiva en la vida política, económica o intelectual. Esta conquista ha sido gradual y es aún incompleta. Y se ha producido gracias al tesón y el empuje de tantas mujeres que han luchado para que los presupuestos profundos del «feminismo de la igualdad» calen en la conciencia de nuestras sociedades.