AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 49

La monarquía Al Saud bajo el rey Salman

Fatiha Dazi-Héni
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El nuevo ejecutivo se plantea un cambio de rumbo arriesgado, adoptando medidas de austeridad para reformar los términos del pacto social que vincula la monarquía a la sociedad.

Salman bin Abdelaziz al Saud accedió al trono de Arabia Saudí el 23 de enero de 2015, al fallecer el rey Abdalá. Durante los tres primeros meses de su reinado, respetó la línea de sucesión escogida por su predecesor, al preservar a Muqrin, aliado del rey Abdalá, en sus funciones de príncipe heredero. No obstante, el 29 de abril inició una remodelación ministerial y una reforma en el orden sucesorio, al provocar un salto generacional, una señal clara de su deseo de cambiar de paradigma. El nuevo soberano, conservador pragmático, se sirve de toda su autoridad como jefe indiscutible de la familia (está al frente del Consejo de la Familia, institución informal en el corazón de la monarquía) para imponer un gran giro en la estructura de la monarquía. El rey Salman, cuya autoridad en el seno de la familia permanece intacta –tiene fama de mediar en los conflictos de la parentela y de concertar los matrimonios de los príncipes–, cree que la salud de la monarquía radica en que el foco de atención deje de ser el príncipe dinástico y se traslade al ejecutivo. Esta decisión sería fruto de la transición a la segunda generación principesca, ya que esta no está tan unida como la anterior por los lazos de parentesco.

Asimismo, desde marzo de 2015, el reino se muestra  más ofensivo en su diplomacia regional. A menudo más intervencionista y resuelto en sus decisiones estratégicas en Siria, el rey ha optado por apoyar plenamente al conjunto de las fuerzas rebeldes sirias que combaten el régimen de Bashar al Assad y, en particular, el 25 de marzo, lanzó una intervención militar…

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