La mediocridad se ha acabado
Tyler Cowen está cerca de ser un Nostradamus moderno. Este profesor de la George Mason University presenta en Average is over: powering America beyond the age of the Great Stagnation un futuro Estados Unidos marcado por una lacerante desigualdad, consecuencia del progreso de las máquinas.
Basándose en el ajedrez freestyle, en el que equipos compuestos por hombres y ordenadores compiten entre sí, Cowen expone que solo una minoría social capaz de trabajar con esa sofisticada tecnología disfrutará de una vida cómoda y rodeada de lujos, mientras que el resto quedará relegado en la escala social.
Cowen nos sorprende con el siguiente dato: en dos o tres décadas, entre un 10 y un 15 por ciento de estadounidenses constituirá una “élite cognitiva” cualificada para trabajar, mejorar e innovar las máquinas del futuro. No nos confundamos, tan importantes como los ingenieros o los físicos serán los especialistas en publicidad o diseño encargados de fomentar el consumo masivo de los bienes y servicios ideados por los primeros. Las cuentas bancarias de esta élite estarán serán más que boyantes, y el 85 por ciento de población restante sufrirá el estancamiento o la disminución de sus salarios.
En este nuevo modelo socioeconómico, algunas personas podrán escapar de la capa social más baja y pasar a formar parte de la privilegiada élite, lo que desembocará en la generación de una nueva idea de “hipermeritocracia”. Para el autor, esta hipermeritocracia ayudará a justificar la pésima situación de los que restan en la masa, que serán los únicos culpables de permanecer en lo más bajo de la escala social.
No habrá grandes protestas contra el sistema; no se intensificará el asociacionismo ni resurgirá con fuerza la izquierda; las ayudas a los más pobres desaparecerán; no habrá problema en aceptar la desigualdad. Una población envejecida y de corte conservador no cuestionará el modelo social vigente cuando los partidos y agrupaciones al más puro estilo Tea Party proliferen a lo largo y ancho del país.
La educación toma un cariz diferente en Average is over. Las élites no estarán más cualificadas para tratar con las tecnologías inteligentes por contar con un título universitario o un máster, sino que el quid reside en un aprendizaje sobre la marcha, basando los conocimientos en la experiencia acumulada.
A Cowen le han llovido las críticas, o más bien, han diluviado sobre él. James Bessen se pregunta en el Washington Post cómo ha obtenido Cowen el porcentaje de población que formará parte de la élite o por qué solo ésta podrá trabajar con las máquinas, destacando cómo la historia nos ha enseñado que se generan nuevas oportunidades económicas para trabajadores menos preparados.
No son pocos los interrogantes que nacen de la lectura de este libro, que ha sido objeto de un mayor análisis en #PolExt161, donde Diego Beas firma el artículo El mundo que viene en la ‘segunda era de las máquinas’.