La amenaza permanente de Rusia de cortar totalmente el suministro de gas a Europa durante todo el invierno es la preocupación inmediata para la economía de la región. Con el objetivo de contrarrestar el poder energético del Kremlin, los países europeos llevan meses desplegando un paquete de ahorro y a la búsqueda de suministros alternativos, que está dando sus frutos. Pero el riesgo sigue ahí y la industria es quien más lo está sufriendo. Los motivos son fundamentalmente dos: primero, al ser el sector que más energía consume, es el más susceptible de soportar los posibles cortes de suministro dentro del continente; segundo, incluso sin problemas de abastecimiento de energía, los precios que están pagando por la electricidad ya están disparados.
El sector industrial, que fue el que más rápido salió de la crisis del Covid-19, empezó su particular “travesía por la estepa” tras el inicio de la invasión rusa…