India es una de las grandes naciones del mundo de la que casi todo el mundo habla, cree saber y entender, y que muy pocos conocen a fondo. Me disculpo de antemano reconociendo que yo tampoco. No conozco a nadie que sea de verdad un experto en este universo, más que continente, que es seguramente el país más diverso y heterogéneo del planeta.
La india es una vieja civilización, de hecho, se puede decir, sin temor a la equivocación, que es la civilización más antigua ininterrumpida del mundo, pues puede haber alguna otra que diga ser más antigua pero cuya continuidad en la historia ha sido muchas veces truncada. Usar el manido concepto de mosaico étnico, religioso, lingüístico, cultural, geográfico, climatológico, económico, social y político no empieza ni tan siquiera a rozar la superficie de la inconmensurable realidad de esta nación-universo. En estas líneas a lo más que puedo aspirar es a servir de sherpa a quienes quieran profundizar en el conocimiento de este mundo y señalar nuestra propia ignorancia y limitaciones.
India está perfectamente delimitada geográficamente en el Norte por la majestuosa e inmensa cordillera del Himalaya y en el Este y el Oeste por el océano Índico y el golfo de Bengala. Tiene fronteras terrestres con siete países y marítimas de cercanía con otros dos. A lo largo de su cultura rica, vibrante, profunda y esencial para entender la naturaleza misma de la humanidad se han producido hitos de una importancia sin parangón en la historia del planeta. Aquí han nacido cuatro religiones: el hinduismo, el budismo, el sijismo y el jainismo; y refugio de muchas otras, y de muchos pueblos que de no haber encontrado aquí cobijo a buen seguro habrían desparecido. Es el caso de los parsis zoroastrianos de los que quedan menos de 100.000 en…