AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 46

La imposibilidad de la unidad palestina frente al EI

Nicolas Dot-Pouillard
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Los combates de Yarmuk demuestran que el movimiento nacional palestino se encuentra dividido sistemáticamente entre unas opciones regionales contrapuestas.

El 1 de abril de 2015, la organización Estado Islámico (EI) entró en el campo de refugiados palestinos de Yarmuk, situado a ocho kilómetros del centro de Damasco, cuya parte norte está sometida desde 2012 a un implacable asedio del Ejército Árabe Sirio (EAS). Menos de 18.000 refugiados viven hoy en el campo, cuando, tres años antes, vivían más de 150.000.

 

Una multitud de frentes militares

Yarmuk ya es como Siria: un mosaico armado. La organización Estado Islámico no es más que una de las numerosas facciones militares que se despliegan ahora en este recinto estratégico, la puerta meridional de la capital. Antes del avance militar del EI en el campo, Yarmuk ya se dividía en varias zonas militarizadas: al Norte, las tropas palestinas que apoyan al régimen sirio mantienen varias barreras militares y ayudan al ejército gubernamental y a las Fuerzas de Defensa Nacional (FDN). La Alianza de las Fuerzas Palestinas (Al Tahaluf ) agrupa, desde principios de la década de los noventa, a las principales formaciones palestinas que no solo se oponen a los Acuerdos de Oslo, sino que están orgánicamente vinculadas al régimen sirio y comparten la retórica nacionalista árabe del partido Baaz: el Frente Popular para la Liberación de Palestina-Comando General (FPLP-CG) de Ahmad Yibril; Al Fatah-Intifada de Abu Musa, que surgió de una escisión de Al Fatah de Yasir Arafat en 1982; Al Saiqa, la rama palestina del partido Baaz; y los Comités Populares, dirigidos por Jaled Abdel Mayid, que también es el portavoz de la Alianza de las Fuerzas Palestinas. En conjunto, estos partidos cuentan con varios centenares de milicianos dentro del campo y en sus inmediaciones.

Desde principios de abril, estas cuatro formaciones…

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