POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 171

Svetlana Alexiévich tras el anuncio del premio Nobel de Literatura (Minsk, 8 de octubre de 2015). GETTY

La historia y la política a escala humana

Para Svetlana Alexiévich, premio Nobel de Literatura 2015, la historia no está hecha solo de invasiones, conferencias de paz, negociaciones o tratados, sino de lugares, gestos insignificantes, voces y rostros.
David Blázquez
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La guerra no tiene rostro de mujer
Barcelona: Debate, 2015,
368 págs.

Los muchachos de zinc
Barcelona: Debate, 2016
336 págs.

Voces de Chernóbil
Madrid: Siglo XXI, 2006
336 págs.

El fin del ‘homo sovieticus’
Barcelona: Acantilado, 2015
656 págs.

 

Dice Svetlana Ale­xiévich que cuando recibió la llamada de la Aca­demia Sueca para comunicarle que había sido galardonada con el Nobel de Literatura estaba planchando en su apartamento de Minsk. Dicen las malas lenguas que, probablemente Haruki Murakami y Philip Roth esperaban impacientes junto al teléfono. Alexiévich (Stanislav, 1948), hija de madre ucraniana y padre bielorruso, ha pasado a engrosar la lista de los Bunin, Pasternak, Shólojov, Solzhenitsyn y Brodsky: los escritores soviéticos galardonados con el más prestigioso (y en Rusia, tradicionalmente polémico) de los laureles literarios.

Este Nobel tiene mucho de especial, al ser uno de los pocos entregados a un autor no consagrado a la ficción, sino a la narración de lo histórico. Theodor Mommsen lo recibió por su descripción del Imperio romano, Winston Churchill por relatar la Segunda Guerra mundial y Alexan­der Solzhenitsyn por abrir el gulag al mundo. El sujeto literario de Alexiévich es su propia generación, la que encarna la mens soviética y se expande desde 1939 hasta el presente.

Alexiévich retrata ese hombre, el que ella llama hombre rojo, homo sovieticus, a través de varias de las crisis históricas más relevantes de la URSS: la Segunda Guerra mundial (1939-45), la guerra en Afganistán (1979-89), el desastre nuclear de Chernóbil (1986) y el desmoronamiento del régimen soviético (1991).

Esta es, además, la primera ocasión en que se premia un corpus literario formado exclusivamente por entrevistas. Alexiévich reconoce a sus maestros en esa tradición –la novela coral– en la que el autor cuenta una historia a través de la agregación caleidoscópica de las voces…

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