El artículo del señor X no sólo es una interpretación analítica de los orígenes del comportamiento soviético, es también un documento de máxima importancia sobre los orígenes de la política exterior americana, por lo menos de aquella parte conocida como la doctrina Truman. Partiendo de esa consideración, voy a aventurarme a examinar- lo desde un punto de vista crítico en este ensayo. Mi crítica, me apresuro a aclarar, no surge de ninguna creencia o experiencia de que nuestro conflicto con el Gobierno soviético es imaginario, o que podría ser evitado, o ignora- do, o que se pudiera disponer de él fácilmente. Estoy absolutamente de acuerdo con el señor X cuando dice que la presión soviética no puede ser “hechizada o desterrada de la realidad”. Estoy absolutamente de acuerdo en que el poder soviético tenderá a expandirse a no ser que ello se prevenga, confrontándolo con poder, principalmente poder americano, que debería respetar. Pero creo, y voy a argumentarlo, que la concepción y el plan estratégicos que recomienda el señor X carece totalmente, de sentido y que no puede ser aplicado, y de que cualquier intento de ponerlo en práctica nos hará malgastar nuestra sustancia y nuestro prestigio.
II
Debemos empezar por el hecho inquietante, que cualquiera que relea el artículo puede verificar por sí mismo, que las conclusiones a las que llega el señor X dependen de la predicción optimista, que presume que “el poder soviético”… es portador de las semillas de su propia decadencia y que el brotar de las mismas está ya en fase avanzada”; de que “si algo llegara a ocurrir que rompiera la unidad y la eficacia del partido como instrumento político, la Rusia soviética podría cambiar de la noche a la mañana (sic), pasan- do de ser una de las más fuertes sociedades nacionales…