AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 42

La esfera pública civil tras las revoluciones árabes

Mohamed el Agati
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Las revueltas han dado confianza a la población sobre su capacidad de desafiar a los regímenes. Es imprescindible que poderes políticos y organizaciones negocien sus demandas.

La esfera pública consta de tres círculos principales que constituyen otras tantas subesferas. La esfera social es aquella en la que los ciudadanos interactúan en la sociedad de forma positiva o negativa  a través de la cultura, las tradiciones y las costumbres. Por su parte, la esfera civil es aquella en la que los ciudadanos pueden estar al margen del control del Estado actuando como sus críticos y observadores expresando sus puntos de vista y opiniones, así como sus opiniones sobre el trato que reciben del Estado en lo concerniente a la situación económica y social. En la esfera política los ciudadanos se organizan a sí mismos en partidos políticos en la oposición o dentro del marco del Estado a través de la autoridad legislativa en calidad de representantes.

En la región árabe, la esfera pública ha sufrido una carencia fundamental bajo los regímenes poscoloniales, representada por la absoluta separación entre los tres círculos. Puede que estos regímenes permitiesen las prácticas sociales, religiosas y culturales, y, en casos contados, las prácticas políticas, pero nunca autorizaron la interacción o la conexión entre los círculos; todo estaba controlado por el Estado. En otras palabras, el Estado dominaba la esfera pública separando sus componentes y evitando la interacción entre ellos. En este artículo se describirá la esfera pública árabe como una esfera fragmentada, de modo que la sociedad civil pertenece al campo social y queda limitada a las prácticas culturales y sociales.

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