A principios del siglo XIX, China ya era una de las mayores potencias económicas del planeta. Tras la larga era de Mao, el resurgimiento se ha convertido en el mayor acontecimiento del siglo XXI. El gigante asiático es un devorador de materias primas procedentes de América Latina, donde se ha convertido en una de las principales fuentes de IED. Latinoamérica mira cada vez más hacia su vertiente en el océano Pacífico. Junto al comercio y los recursos financieros, de China llega un modelo económico basado en el pragmatismo.