La indecisión de algunos gobiernos, más atentos a sus intereses nacionales que a los de la Unión, paraliza las medidas imprescindibles para acabar con la crisis del euro y relanzar la economía europea.
Los resultados de la cumbre del Consejo Europeo de junio, presentados como un éxito del presidente francés, François Hollande, y de los países con más dificultades financieras, como España o Italia, frente a los partidarios de la austeridad y de la disciplina fiscal sin condiciones, liderados por Alemania, se han ido diluyendo a medida que el tiempo y la reticencia de algunos Estados miembros paralizaban su implementación…