Entre las sorpresas que ha dado la perestroika, la elección de Gavril Popov, economista innovador y heterodoxo, como presidente del Mossoviet (alcaldía de Moscú) es una de las más significativas. Popov, profesor de Economía en la Universidad de Moscú, ha sido director de la revista “Cuestiones Económicas”. Copresidente del grupo interregional en el Congreso de los diputados del pueblo de la URSS, es una figura independiente, enfrentada a la línea oficial que representan los economistas del entorno de Gorbachov, como Aganbeguian o Abalkin. En esta entrevista, realizada por nuestra colaboradora Galia Ackerman, Gavril Popov analiza las carencias más acuciantes de la economía soviética y esboza algunas soluciones para los problemas de la gran área metropolitana de Moscú, sobre todo los relacionados con el suministro de bienes básicos y la contaminación ambiental. Galia Ackerman es una especialista destacada en asuntos soviéticos, actualmente destinada en Radio France Internationale.
P: En el curso de los últimos años la situación económica de la población soviética ha empeorado. En las actuales condiciones de penuria aguda y de escasez de bienes de consumo ¿cómo concibe usted, en la práctica, la transición a una economía de mercado?
R: La degradación de estos últimos años es la consecuencia de los quinquenios de desarrollo anteriores. Este deterioro económico era previsible y por ello hemos lanzado llamadas incesantes a la radicalización de la perestroika. Nos damos cuenta de que la degradación adoptaría la forma de una reacción en cadena que es lo que tratamos de evitar. En física, la reacción en cadena depende de la masa crítica. Si se alcanza, la reacción se acelera bruscamente. Hemos alcanzado esa masa crítica. Nuestras llamadas a la radicalización no han tenido respuesta. Se han interpretado como expresión de ambiciones personales o como ataques hacia personalidades en el poder. Como resultado de…