La última cumbre de los presidentes Bush y Gorbachov (Washington y Camp David, 31 de mayo-3 de junio) dará lugar a estudios especializados sobre desarme, derechos humanos, comercio internacional… En estas notas tratamos tan solo de analizar tres aspectos de la cumbre que creemos relevantes por su repercusión para Europa, también directamente para España:

En primer lugar, no ha habido acuerdo entre las dos superpotencias sobre el futuro de Alemania. En este punto la URSS ha tenido que ceder.

Segundo, la actual administración norteamericana ha reafirmado su propósito de no crear a Gorbachov nuevas y mayores dificultades. En el terreno comercial, Estados Unidos ha concedido a la Unión Soviética la condición de Nación Más Favorecida y ha firmado un tratado sobre compraventa de cereales. Los norteamericanos han obtenido considerables contrapartidas políticas: resolución pacífica y pactada de la crisis de Lituania, libertad de emigración para los ciudadanos soviéticos que quieran abandonar el país.

Tercero, las dificultades crecientes que atraviesa Gorbachov se traducirán en la reforma completa –virtual liquidación– del Pacto de Varsovia y en la transformación gradual de la Alianza Atlántica, en la que España adquiere un papel mayor desde que los riesgos de inestabilidad se desplazan de Centro-Europa hacia el Mediterráneo.

Estos son los tres puntos que nos limitamos a analizar en las páginas que siguen. Debe sin embargo anotarse al margen un elemento sustancial de la cumbre: por primera vez la Unión Soviética acude a la mesa de negociación reconociendo su inferioridad: crisis de las nacionalidades, victoria de Boris Yeltsin en la Federación Rusa, secesionismo báltico, problemas de aprovisionamiento de bienes de primera necesidad… De día en día Gorbachov es considerado en el interior de la Unión Soviética como un dirigente obligado a improvisar, a rectificar, a avanzar en zig-zag cuando no a retroceder. Las encuestas reflejan un descenso…