En los cinco candidatos a entrar en la UE en el inicio del siglo XXI llama la atención la ausencia de debates nacionales sobre su incorporación. Este hecho, que puede debilitar su posición negociadora, explica también que el apoyo popular a la adhesión sea frío y superficial. Existe además el riesgo de que se acumulen los sacrificios derivados de las reformas económicas que tendrán que acometer.