Se dice que la batalla del Ebro, mayor confrontación de la guerra de España, fue un ensayo para la Segunda Guerra mundial, comenzada 10 meses después. De julio a noviembre de 1938, la batalla se prolongó durante 113 días, con 30 divisiones sobre el terreno, cerca de 300.000 hombres en los dos bandos, primero en la ofensiva republicana del general Vicente Rojo (julio- agosto), después en la contraofensiva de Franco (agosto-noviembre).
Las operaciones aéreas movilizaron a cientos de aviones de fabricación alemana, italiana, rusa, francesa… Alemania pudo establecer la capacidad de los Stuka, Heinkel-111 o Messerschmitt 109 (los Mosquitos adversarios volaban más bajo). La capacidad artillera del ejército republicano muy mermada después del Ebro y llevó al final de la guerra civil.
Hay buenas monografías, entre las que destaca la excelente de Jorge Martínez Reverte (La batalla del Ebro, Barcelona: Crítica, 2003). Pero ahora hay que incorporar a la serie este relato de Claret, basado en hechos, narrado en dos planos, capítulos alternos, 1938 y 2008, distancia de tres generaciones, 70 años.
Andreu Claret, nacido en el exilio francés en 1946, hijo de un alto cargo de la Generalitat de los años treinta vuelto a España, periodista en EFE, militante durante años en la clandestinidad de la izquierda real, no oficial, pelea y escribe, pelea y escribe… En 2000 es nombrado director del Instituto Europeo del Mediterráneo, de Barcelona. Ocho años después, desde abril de 2008, es director ejecutivo de la Fundación Anna Lindh con sede en Alejandría (Egipto).
La novela de Claret recoge los hechos ocurridos en La Fatarella y más extensamente en la Tierra Alta, frente al arco trazado por el Ebro antes de desembocar en el Mediterráneo. Algunas piezas han de salir de la cabeza del autor para encajar el conjunto. La atención del lector…