La batalla de Bretton Woods
Bretton Woods, la convención para ofrecer soluciones globales en un momento de crisis en plena Segunda Guerra mundial. Bretton Woods, el evento en el que sentar unas bases económicas duraderas para el mundo. Bretton Woods, el New Deal para constituir el nuevo orden económico internacional… La recuperación económica de los años cincuenta hizo que Bretton Woods se viera como reforma económica internacional cooperativa y visionaria. Desde 1944 hasta hoy se apela al Bretton Woods idílico para buscar la estabilización económica internacional, en una época de crisis económicas.
Benn Steil, senior fellow y director de economía internacional en el Council on Foreign Relations, trata de desmontar los mitos sobre Bretton Woods mostrando el acontecimiento como un verdadero campo de batalla. Una potencia en pleno auge y una potencia colonial en decadencia serían las enfrentadas: Estados Unidos y Reino Unido. Steil realiza una labor de investigación en La Batalla de Bretton Woods para relatar una pugna por la preservación de sus intereses nacionales, encarnada en dos perfiles: el británico John Maynard Keynes y el estadounidense Harry Dexter White.
Keynes era la figura revelación de la convención, el alma de la fiesta e ídolo de los medios de comunicación. El economista tenía la misión de explotar los últimos resquicios de la gloria imperialista británica. Partía de una situación económica deplorable, pero con un gran punto a su favor: una mente brillante que había conseguido un respeto intelectual inaudito, incluso por quienes más lo criticaban. En una discusión económica, sus audaces intervenciones noqueaban a sus adversarios. Nada podría hacer contra él White, el poco conocido tecnócrata del Departamento del Tesoro de EEUU, que veía a Reino Unido como una potencia rival. Nada podría hacer, salvo ser un gran estratega político. Keynes pecaba de ingenuidad y de falta de dotes diplomáticas. Esto acabó siendo, sin duda, su talón de Aquiles. Keynes dejó Bretton Woods con la cabeza baja.
White lo hizo con la cabeza bien alta. Su victoria como arquitecto de un nuevo sistema económico internacional dependiente de EEUU, lo dejó como un nacionalista implacable. Oficialmente demócrata keyesiano partidario del New Deal, en su fuero interno White defendía un modelo económico con una creciente planificación al estilo soviético, que poco a poco resolviera las ineficiencias del capitalismo liberal estadounidense.
La batalla de Bretton Woods profundiza en la figura de White, en su perfil contradictorio y ávido de poder y en los entresijos del gran acuerdo donde logró imponer su visión sobre la de Keynes. Los hechos y los años demostraron que las medidas de White en Bretton Woods fueron, a la postre, equivocadas, ya que partían de un análisis equivocado: Reino Unido ya no era en 1944 un rival económico ni político para EEUU. El rival era, como se comprobó poco después, la Unión Soviética.