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La banca islámica: esperanzas y perspectivas

Cristina Trullols
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Desde la crisis del petróleo y el aumento del precio en las últimas décadas, los países árabes, principales productores de petróleo y de reservas mundiales de crudo, han tenido un incremento en el número de instituciones financieras, aunque su volumen es bajo respecto a la industria global.

 

A raíz de la subida de precios del petróleo durante la crisis de 1973, la popularidad de las finanzas islámicas ha ido en aumento. El incremento en el precio del barril ha permitido a los países árabes (principales productores de petróleo del mundo y con un importante porcentaje de las reservas mundiales de crudo) acumular fondos. A consecuencia de ello, ha tenido lugar en la región un aumento en el número de instituciones financieras, especialmente las dedicadas a depósitos y préstamos, y un desarrollo significativo de su marco regulatorio e institucional. A pesar de que el volumen de operaciones de las finanzas islámicas conforma solo un uno por cien de la industria financiera global, este sistema financiero alternativo ha tenido mayor incidencia en el sector bancario que en el mercado de capitales.

 

Dado que la sharia prohíbe la aplicación de intereses, existen otros incentivos en la banca islámica, tanto para el acreedor como para el deudor: las ganancias compartidas. A cambio de una variedad de servicios, la institución financiera ofrece: compartir las ganancias de la empresa deudora, obtener beneficios mediante el comercio o suministro de bienes y servicios de intermediación a otras empresas, y cobrar primas a cambio de una serie de servicios de pago e inversión…

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