El sector tiene que aceptar el reto de apostar básicamente por el mercado nacional sin dejar de atraer al mismo tiempo a la clientela internacional.
El sector de la artesanía ocupa un lugar importante en Marruecos, por su peso económico (representa cerca del 20% de la población activa total de Marruecos) y por su carga patrimonial (las técnicas y conocimientos artesanales son uno de los elementos más ricos del patrimonio marroquí). Pero su potencial social y económico, aunque elevado, está insuficientemente explotado y, a pesar de que es motivo de orgullo de los marroquíes, sufre la competencia en sus hogares de los productos industriales. Su supervivencia parece depender del turismo y del contexto político y económico internacional. De hecho, se considera que la artesanía marroquí está en crisis por la baja oferta y demanda, su escasa facturación, sus escasos ingresos, la inexistencia de cobertura social, y la insuficiencia o la falta de innovación e inversión. Esta situación no es reciente, y es consecuencia del proceso histórico en el que la colonización, al modificar las relaciones socioeconómicas y culturales y al introducir los productos industriales llamados “modernos”, cambió la opinión de los marroquíes sobre la artesanía, su lugar en la sociedad, su utilidad y su modo de producción. El objeto artesanal, que primero sufrió la competencia y la modificación de su función inicial, fue desapareciendo poco a poco de los hogares marroquíes, y evolucionó para responder a la demanda de los turistas. Si nos fijamos en unos cuantos ejemplos de la artesanía urbana y rural, veremos que, debido a unos cambios históricos, este sector sufre dificultades de tipo estructural, y que la clientela extranjera sigue desempeñando un papel importante. Pero a pesar de todo, algunos elementos indican que se está produciendo un giro y, con la aparición de nuevos actores, se…