En octubre se celebran elecciones presidenciales en Argentina con la certeza de que el actual presidente, Alberto Fernández, dejará su cargo al frente del ejecutivo nacional, al decidir no buscar la reelección. El peronismo, con su espacio político ahora denominado Unión por la Patria (un frente electoral formado por el Partido Justicialista, el kirchnerismo, el Frente Renovador y otros sectores progresistas) presentará como candidato a la presidencia a Sergio Massa (fundador del Frente Renovador) quien, en julio de 2022, dejó la presidencia de la Cámara de Diputados para asumir el puesto de ministro y tomar el timón de la economía, en estado crítico.
La presidencia de Fernández ha estado condicionada por los vencimientos de los pagos del préstamo de 45.000 millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional (FMI) otorgó al país durante la presidencia de Mauricio Macri. Este condicionamiento ha influido en las políticas económica y exterior del gobierno, y hoy continúa marcando el pulso de su gestión, así como las expectativas de rendimiento electoral de su espacio político.
Una de las principales aspiraciones de Fernández al asumir la presidencia en 2019 fue volver a impulsar el crecimiento económico del país sobre la base de un modelo desarrollista con criterio nacional, pero al mismo tiempo contemplando metas de estabilización para calmar la macroeconomía, de cara a negociar la deuda externa con los acreedores externos y el FMI. El 1 de marzo de 2023, el presidente inauguró por última vez la asamblea legislativa con un discurso en el que presentó el balance de los últimos tres años de gobierno. Fernández defendió que su gestión fue, después de la de Néstor Kirchner, “la única que logró hacer crecer a la Argentina tres años consecutivamente”.
Lo cierto es que, superada en 2020 durante el pico de la pandemia la mayor caída del…