La resolución 1244 del Consejo de Seguridad establece una autonomía sustancial y una administración propia para Kosovo dentro del respeto de la integridad territorial serbia. ¿Por qué EE UU y algunos países europeos se han empleado a fondo a favor de la independencia?
Una de las manifestaciones de unilateralismo grupal al margen de la Carta de las Naciones Unidas se escenificó en Kosovo cuando en marzo de 1999 los miembros de la OTAN, sin contar con la autorización del Consejo de Seguridad, decidieron el bombardeo aéreo de Serbia como único medio, se dijo, para impedir una aplastante e inmediata catástrofe humanitaria. A tal efecto, una vez abandonado el territorio por la misión de observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), 1.150 aviones despacharon 25.000 toneladas de explosivos en 25.200 operaciones de vuelo.
Concluida la campaña militar con la evacuación de Kosovo por las fuerzas armadas y las autoridades yugoslavas, conforme a las exigencias del “acuerdo militar y técnico” de Kumanovo (9 de junio de 1999), el Consejo de Seguridad, mediante la resolución 1244 de 10 de junio, entregaba la administración de la provincia serbia a la misión civil Unmik, en términos similares a los aplicados en Bosnia-Herzegovina, dejando en manos de una fuerza autónoma (KFOR) conducida por la OTAN las misiones susceptibles de implicar el uso de la fuerza armada.
Ocho años después, el objetivo proclamado por la resolución 1244 de construir una autonomía sustancial en un Kosovo multiétnico dentro de Yugoslavia (Serbia) ha sido reemplazado de hecho por la creación, bajo los auspicios de Estados Unidos y de miembros conspicuos de la Unión Europea, de un Kosovo independiente y prácticamente monoétnico, tutelado y financiado por la UE.
En definitiva, la operación armada de la OTAN, su golpe de comunidad internacional, lejos de solucionar…